Camargo, poeta de la luz
A propósito de una obra plástica, la de Camargo, que no refleja la luz que la perfila sino que la genera y la proyecta, a Camargo le gusta desplazarse "recogiendo maneras de sentir", en la algarabía de la danza de la memoria, aquellas fascinantes buhardillas donde conviven y se mueven y se aman y procrean las múltiples matriz afectivas-lenguas, tierras, hombres y mujeres, costumbres, ritos, mitos, sensaciones del apátrida, poeta de la luz, Camargo define y da forma y sitúa la realidad que el poeta verbal crea con la palabra.
Perfecto E. Cuadrado
Catedrático de Filología portuguesa de la UIB
La interna emoción
Pero la vida, es decir la intrahistoria, el universo cultural -aquellos hábitats de significado, como tan bella y dialécticamente rebautizó un antropólogo sueco- que mueve por dentro las falsedades, los miedos, las construcciones de identidad a la defensiva, continúa conversando al viejo estilo mediterráneo: son las palabras plásticas y hermosas que Camargo nos muestra aquí: la luz, el perfume de las especias, la presencia y el protagonismo del agua (no hace falta que aparezca: se siente, se huele, se respira), el sentido del espacio, la forma de caminar en los mercados, el aura de amistad sencilla y no forzada, la rotunda similitud entre
las mezquitas rifeñas y las iglesias, que la intención anuladora del poder nunca consiguió destruir completamente. No nos extrañe, pues, la interna emoción de lo reconocido que la observación de este ambiente, el aire y el caminar sereno, seguro y relajado de estos paseantes nos produce. Primero fue Mariano Bertuchi Nieto-el cronista pictórico de Xauen-en los años 30; ahora es Camargo: con expresión distinta, pero con intensidad mayor, el Marruecos mestizo (amazigh, árabe, latín, sefardí...) vuelve a casa.
Alejandro Miquel Novajra
Profesor de Antropología de la UIB